Equinos, prados, y almacenamiento de carbón
Los recientes avances en la identificación de los animales han permitido mostrar un fuerte incremento del número de equinos (caballos, burros y sus híbridos) en Francia. A finales de 2008, se han censado 900.000 équidos (ECUS 2010).
Incluso si todavía pesan poco en términos de número de bovinos (19.199 millones de cabezas de bovinos identificados en 2010, Instituto de Crianza), los équidos juegan un papel cada vez mayor en el mantenimiento y restauración de la superficie de pastos. También se utilizan cada vez más para preservar la diversidad biológica en áreas de gran valor ecológico (sobre todo las Reservas Naturales), que pastan solos o en combinación con los rumiantes.
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A nivel nacional, la rama de caballo contribuye al mantenimiento de casi un millón de hectáreas de prados naturales.
De acuerdo con un informe reciente de la FAO (Review of Evidence on Drylands Pastoral Systems and Climate Change), publicado en diciembre de 2009, los pastos y recorridos utilizados para la crianza de herbívoros representan un sumidero de carbono que, en caso de buena gestión, pueden ser mayor que los bosques. Sin embargo, estos almacenamientos son frágiles. De hecho, si un prado es degradado, erosionado o arado, emite CO2.
Por lo tanto, el mantenimiento de estas superficies es un reto para la estabilidad y la protección del clima.
El carbono es esencial para la vida. Circula en diferentes formas en la naturaleza. Presente en forma de CO2 en la atmósfera, es captado por las plantas que lo utilizan para la fabricación de los carbohidratos durante la fotosíntesis. Luego, se consume ya sea por animales o los humanos, o se incorpora en el suelo como humus, restos vegetales, etc. Al mismo tiempo que el carbono, también se emite como CO2 durante la respiración de plantas y animales, o durante la descomposición de la materia orgánica en presencia de oxígeno.
Cuando ecosistema capta más carbono del que emite, se dice que es un sumidero de carbono.
Los prados permanentes son, con los bosques, grandes sumideros de carbono terrestre. De esta manera, el INRA muestra que una hectárea de prado o de bosque inmoviliza 70 toneladas de carbono dentro de los 30 primeros centímetros del suelo y puede continuar almacenando carbono año tras año. De hecho, sus suelos nunca se aran y el carbono se acumula en forma de material orgánico, que, en ausencia de oxígeno, se descompone muy poco. Por el contrario, una vez que se ara un prado para convertirlo en cultivo, su suelo así “aireado” emite 1 tonelada de carbono por hectárea por año.
En Francia, 11 millones de hectáreas de praderas permanentes, es decir, 1/5 del territorio, deben ser preservados.
¿CÓMO LOS PRADOS ALMACENAN EL CARBONO?
Fuentes: Instituto de Crianza, FAO, INRA, IFCE, CIV